* LA DEPRECIACION



No puedo permitirme comenzar este blog, sin dar pie a la campaña "Patagonia sin Represas". Volveremos sobre esta campaña más adelante, por lo pronto quisiera dejarlos con un breve, pero excelente artículo, que Mr. Manfred Max-Neef escribió para el libro de la camapaña en cuestión. (y que a propósito, lo pueden descargar de este link: http://www.patagoniasinrepresas.cl/final/contenido.php?seccion=materiales#libro)

LA DEPRECIACIÓN
Manfred Max-Neef


"Conocen el precio de todo, pero el valor de nada" decía Oscar Wilde, refiriéndose a quienes toman las grandes decisiones. Aquí también los conocemos y los hemos sufrido desde siempre. Sin embargo, pareciera que hoy se han superado, ya que ahora no solo no conocen el valor de nada, sino que tampoco conocen el precio. La economía como hoy se la enseña y se la practica, se ha convertido en cómplice de un mundo indeseable para las inmensas mayorías. Indeseable porque el valor fundamental en que se sustenta es la codicia, de tal manera que la acumulación es más importante que el bienestar, y la satisfacción inmediata está por encima de los derechos de futuras generaciones. Hoy resulta justificable, en términos de precio, agredir nuestra naturaleza con la cicatriz antropogénica más larga del mundo: dos mil kilómetros para instalar tendidos eléctricos a través de algunos de los parajes más bellos del planeta, depreciando, con ello, miles de propiedades en las más de doscientas comunas que atravesarían. Las alternativas —tendidos subterráneos o submarinos, por ejemplo— se desechan por razones de precio. "Demasiado caro", dicen. De manera que lo malo es preferible a lo bueno y lo feo preferible a lo hermoso. El mercado sabe, los precios mandan y el ciudadano calla. Esa es la ley imperante, aun cuando muchos sabemos que los precios raras veces dicen la verdad. La civilización humana ha culminado tres inmensas revoluciones: la agraria, la industrial y la tecnológica. Hoy nos enfrentamos a una nueva: la ambiental. La primera nos aseguró la alimentación, la segunda y tercera nos aseguraron la disponibilidad de múltiples bienes y servicios, la cuarta nos asegurará una relación armónica con una naturaleza hasta aquí despreciada y crecientemente devastada. Cada una de las revoluciones anteriores abrió incalculables oportunidades para que se expresara la creatividad humana en toda su magnitud. La que nos espera nos depara las mismas posibilidades.

Intentemos un muy compacto encuentro con un Chile imaginario. Se realiza una reforma tributaria de tal manera que dejan de tributar los bienes, es decir, la renta (el trabajo), y pasan a tributar los males, es decir, el consumo de combustibles fósiles, la polución, la generación de CO2, la destrucción de hábitat, y otros similares. Ese solo cambio generaría de inmediato investigación, inversión y producción en alternativas. Por ejemplo; energía eólica, solar y geotérmica. Surgirán inversiones que darán nuevas fuentes de empleo y surgirán nuevas profesiones: ingenieros eólicos, cartógrafos de vientos, técnicos en geotermia, etc., como ha sucedido ya en países como Dinamarca y Alemania, en los que el empleo se ha elevado significativamente como resultado de una reforma tributaria como la mencionada. Curiosamente nuestra tradición tributaria nos castiga por trabajar y nos exime por contaminar y por destruir. Chile es quizás el país del mundo mejor dotado de todas las alternativas viables. Siendo así, no podemos dejar de preguntarnos: ¿Por qué siempre más de lo mismo? ¿Por qué tanto miedo de aprovechar lo que con tanta generosidad la naturaleza nos ha regalado? ¿Por qué estar a la cola, en vez de estar en la cresta de la ola?

---







que te parecio eh?

0 comentarios:

Publicar un comentario

Haz tu comentario aquí: